Viajar es estupendo. Descubrir nuevos lugares, nuevos idiomas, cultura, maneras de ver el mundo. Pero que levante la mano quién ha sufrido solamente de pensar qué llevar para que el rostro no brote con rosácea, o qué maquillaje empaquetar para «esconder» el rostro. Yo antes lo hacía. Solamente pensaba en cómo tendría la cara cuando llegara a X destino. Preparaba la maleta sobretodo para que no me faltara nada a nivel cosmético. Gastándome un dineral. Y normalmente no funcionaba. Por eso hoy traigo un artículo sobre qué llevar en un neceser de viaje para rosácea.
Déjame decirte que la ansiedad anticipatoria era real y que solía llegar a destino mucho peor de cómo estaba en casa. Pero es que además, decidía probar productos nuevos en los viajes y la mezcla resultaba ser fatal.
Es por eso que creo que un post como este es más que necesario. Os cuento que me llevo en el avión (equipaje de mano). No he facturado nada así que lo máximo que podía llevar era 100ml.
También hay que tener en cuenta varias cosas, os pongo un poco en contexto. En primer lugar, viajamos a finales de junio y ya hacía mucho calor, por lo que he buscado una rutina cosmética simple, calmante y con máxima fijación a la protección solar y a la hidratación. Mis aliados han sido los pinceles para reaplicar, las brumas… Además, Roma es una ciudad muy exterior, en el sentido que muchos monumentos y atracciones más turísticas a visitar se encuentran al aire libre. También hay museos pero las principales «atracciones» se viven en la calle. Así que la rutina es así, muy todoterreno.
Así pues, os cuento un poco lo que me llevé en mi neceser de viaje para rosácea.
Los cosméticos que he usado en Roma
Dividiré el post en varias partes. La limpieza, la rutina cosmética y los productos SOS.
La limpieza para mí es esencial, más en viajes porque estás todo el día fuera: el avión, maquillaje para esa cena especial, etc. A mi personalmente me gusta viajar con tallas mini pero de los mismos cosméticos (nada de botecitos pequeños). ¿Porqué? Pues muy simple. Primero, porque me gusta ver el producto qué uso. Me gusta la parte estética de la cosmética, sus envases y demás. Segundo, porqué no me gusta toquetear y modificar los envases y productos de un lado para otro. Creo que es antihigiénico y por otra parte, muchos cosméticos para nuestro tipo de pieles ya vienen con envases muy especiales (porque tienen conservantes más suaves y demás) por lo que el envase está pensado y repensado para eso. Cuando menos toque, para mí, mejor.
Pues bien, a Roma me he llevado el agua micelar de Martiderm y el limpiador de Pai Skincare. Dos productos que sé lo bien que me funcionan, que son fáciles y agradables de usar tras un día largo (súper importante) y que sé que no irritan mi piel. Por la noche me realizaba la doble limpieza, que si no habéis probado os la recomiendo muchísimo. No digo que funcione para todo el mundo (nada lo hace), pero en mi caso fue de gran ayuda. Hice un artículo al respecto aquí. Por la mañana solo usaba el limpiador de Pai, mi favorito de siempre. Simple, delicado y hace su función.
De rutina de cosmética llevaba: contorno de ojos, tónico, esencia, sérum, hidratante y crema solar. Sé que parece mucho, en realidad lo es. No lo recomiendo a una piel con brote. (Si tenéis brote, limpieza, hidratación y protección). Yo he ido añadiendo opciones con los años. Y no son muchos activos mezclados tampoco. El contorno de ojos es el de Goop Beauty. No es muy fresco pero me queda poco y me lo llevé para terminarlo y porque ocupa poco espacio. Lo compré en Niche Beauty.
El tónico es el de 5punto5. Un producto que se creó pensando en la rosácea y que yo recomiendo muchísimo si queréis adentraros en el mundo de los tónicos. Lo digo siempre, para mi un tónico no es imprescindible, pero éste marca la diferencia. Lleva niacinamida, aloe vera y demás. Tamaño mini. También llevaba la talla pequeña de la esencia que uso en casa, de Hanskin, con distintos tipos de ácido hialurónico. Me ayuda muchísimo con el nivel de hidratación. Estoy muy contenta con este producto, que me descubrieron las chicas de Koss Beauty, una tienda de cosmética coreana. (Gracias chicas!)
En mi neceser de viaje para rosácea no podía faltar el sérum de Skinceuticals, el verde (Phyto Corrective ) es uno de mis sérums favoritos. He perdido la cuenta de los que he usado pero su resultado en la piel siempre es buenísima: mucha calma e hidratación y ayuda con los granitos de rosácea. No es el sérum más económico del mundo pero aun así lo recomiendo mucho. Para terminar, me llevé una crema que me encanta aunque no crea demasiada expectación en la comunidad, de una marca americana, Chantecaille. Es cosmética de lujo (y se paga), pero he tenido muy buen resultado con este producto. Se trata de una crema muy ligera para verano, con activos botánicos y oil free. La terminé en el viaje. Por último, uno de mis protectores solares favoritos, el Ultra Facial Solar Defense de Skinceuticals. Llevo un par de años usándolo y no lo cambio por nada. No es protección solar mineral, lleva filtro químico pero es maravilloso.
Para reaplicar durante el día me llevé el pincel de protección mineral de Isdin. En mi farmacia solo tenían el de SPF 30, así que fue el que me llevé, aunque me hubiera gustado tener el de SPF 50. También me llevé la bruma de Chanel para refrescar. Ya está en las últimas.
Y vamos con los productos SOS. Aquellos que me llevo por si la rosácea aparece, si veo un inicio de brote… Las vacaciones son momentos en los que ya personas que tienen pieles sin afecciones pueden encontrarse con la piel alterada: comidas distintas, agua, dormir menos, más o menos deporte, el tiempo… así que una rosácea tiene números de verse afectada. No tiene porque ser así, pero es importante estar preparados. No sabemos qué productos podemos encontrar en el extranjero.
De nuevo, en mi neceser de viaje para la rosácea me llevo productos que he probado y sé que me funcionan. En este caso, me llevé las ampollas de Ami Iyok: Booster Calm. Van genial como cura exprés para la piel. También me llevé otro producto todoterreno de Olyan Farma, Vitamono EF. Un producto que protege la barrera cutánea y cura la piel. Recomendadísimos ambos.
Roma fue genial. Disfrutamos mucho, caminamos, comimos, nos relajamos… Sumergirse entre tanta cultura, edificios espectaculares, historia… Fue cansado pero muy satisfactorio. Volvimos con las pilas más que cargadas. Eso sí, hizo mucho calor, incluso siendo finales de Junio, que no es pleno verano, así que os recomiendo primavera o otoño si podéis elegir.
Y esto sería todo, mi neceser de viaje para rosácea. Espero que os guste y os sirva!
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