La exfoliación es una de las herramientas cosméticas más útiles para dar un chute a nuestro rostro, pero se debe vigilar con ciertas afecciones de la piel. Justamente, exfoliación y rosácea son algo difíciles de llevar.
Pero primero:
¿Qué es la exfoliación?
La piel tiene un proceso de renovación de unos 28 días aproximadamente. Cuando somos jóvenes la piel se renueva con facilidad pero a medida que vamos creciendo puede tardar en renovarse hasta 45 días. Las células muertas se desprenden y aparecen células más jóvenes, que protegen la piel de agresiones externas.
Este proceso natural también se puede modificar a nuestro gusto si utilizamos un producto exfoliante, para conseguir los beneficios de estos. Nuestra piel estará más fina, brillante y podrá sintetizar mejor los beneficios de los tratamientos posteriores: sérums, aceites, cremas…
La cuestión es que no todos los expertos recomiendan exfoliarse, más si se trata de piel sensible, dermatitis o rosácea.
La frecuencia de la exfoliación también dependerá del tipo de piel, si es muy o poco resistente, de patologías previas…
¿Qué tipos de exfoliantes podemos encontrar?
En el mercado podemos encontrar exfoliantes físicos, químicos o -recientemente- enzimáticos.
Los exfoliantes físicos
Son los que necesitan de una acción mecánica para realizar el efecto de la exfoliación, ya que se activan por fricción. Tienen micropartículas y actuan en una capa superficial de la piel.
Se utilizan con un breve masaje en la piel. Llevan micropartículas y antes eran los tipos de exfoliantes más conocidos y comercializados. Ahora, han pasado a un segundo plano y no estarían recomendados en pieles sensibles y acné activo, por ejemplo. Los podemos encontrar de: polvo de hueso de frutas (albaricoque…), gránulos de jojoba, coco… hay de muchos tipos.
Los exfoliantes químicos
Son básicamente ácidos (ácido glicólico, salicílico, láctico, mandélico…) y su acción hace que se desprendan las células muertas sin ningún tipo de fricción. Deben de estar un tiempo determinado en la piel y dependiendo de su concentración serán exfoliaciones más superficiales o profundas. Cada ácido también tiene un papel distinto.
Dentro de la família de exfoliantes químicos hay varias subfamílias digamos: los alfahidroxiácidos, los betahidroxíacidos y los polihidroxiácidos. Podemos encontrar lociones exfoliantes diarias o tratamientos semanales con este tipo de exfoliación. Algunos pueden provocar picor o enrojecimiento. Están muy indicados en pieles más resistentes y tratan acné, cicatrices, manchas…
Dentro del grupo de los alfahidroxácidos (AHAs) encontramos el glicólico, cítrico, láctico, entre otros.
En el betahidroxiácido (BHAs) el más conocido es el salicílico.
Dentro de los polihidroxiácidos (PHAs) encontramos la gluconolactona o el ácido lactobiónico.
De todos estos, los «únicos» más aconsejables serían los polihidroxiácidos, aunque deberíamos ver que la fórmula en general es correcta para nuestro tipo de piel. En general, los exfoliantes químicos modifican el ph de la piel haciendo que pueda irritarse con mayor facilidad.
Los exfoliantes enzimáticos
Se trata de enzimas vegetales que ayudan a la renovación de la epidermis. Aunque no tienen nada que ver con los tipos de exfoliantes anteriores. Son mucho menos agresivos porque no modifican el ph de la piel. De aquí a que puedan ser más beneficiosos para pieles sensibles o con rosácea como las nuestras. Se recomienda un uso semanal o una vez cada dos semanas. Algunos ejemplos son las enzimas de papaína o bromelaína.
Es importante entender que pasarnos con estos pasos puede ser contraproducente, podemos dañar el manto de la piel y tenerla mucho más irritada. Es por eso que en el caso de tener rosácea, se debe vigilar mucho con la exfoliación. Con una piel ya sensibilizada cómo la de una persona con rosácea, hacer exfoliación puede irritar aun más la piel.
En general, los expertos coinciden en determinar que la exfoliación y rosácea no son buenos amigos. Algunos dermatólogos lo recomiendan en momentos concretos, por eso considero que es muy importante seguir las pautas del dermatólogo, aunque al final seremos nosotros mismos que veremos cómo reacciona nuestra piel.
Pero si de lo contrario quieres probar el universo de los exfoliantes, nunca uses exfoliantes mecánicos, los exfoliantes enzimáticos son considerados la mejor opción para pieles con rosácea.
Algunos dermatólogos aseguran que los exfoliantes PHA, polihidroxiácidos, son también una buena opción para este tipo de pieles, pero cuidado porque se debe saber qué tipo de PHA y a qué concentración. Mi humilde opinión si quieres adentrarte en el mundo de la exfoliación es que te asesores con un profesional que entienda de rosácea y pueda darte los mejores consejos.
Además, hay que tener en cuenta que realizarse una exfoliación en casa en medio de un brote no es una buena opción, ya que la piel se podría poner peor. Por lo que a menos que tengas una rutina con tu dermatólogo con exfoliación de por medio, no te exfolies en pleno brote.
Y también es importante seguir una rutina diaria para la piel, solo con esto ganaremos mucho con la rosácea.
Me gustaría mucho saber si os exfoliáis la piel o no. En mi caso alguna vez lo hago, puede que 2 veces al año pero no es una práctica en la que crea mucho. Eso sí, me gustaría empezar a usar algún exfoliante enzimático ahora que tengo la piel algo mejor. ¡Me encantaría oír vuestras opiniones!
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